miércoles, 29 de junio de 2011

ombligo de semana

Buenas a todos y bienvenidos una vez más (el tipo saluda como si tuviera un público Fiel a su blog) pero bueno, vamos a pensarlo así desde ahora. Cómo les va? ayer no pude escribir nada, sinceramente mi día fue debastador. Demasiado trabajo, satisfactorio, pero demasiado.
Haciendo un pseudo resumen de lo que es mi vida, actualmente trabajo en radio, mi función no se si puede categorizarse en una funición específica (alguien que trabaje en una radio puede?) Conductor, Locutor, Operador Técnico, Editor, Porductor, y por ahí se me da por limpiar. Obvio, toco de oído, así que todavía no vamos a hablar demasiado sobre el tema.


Ayer, y hoy me quedé pensando sobre un tema puntual, no información elecciones, nada de eso. El tema: Dieta. Si, pero no quiero contarles lo bien que me fue con tal o cual dieta, mentira. A los hombres no nos va bien con las dietas, y de eso quiero hablarles un rato. Primero de mi propia experiencia obvio, y de la que veo de ciertos robustos personajes amigos míos que andan alrededor. Lo primero que tenemos que pensar, es que si un hombre decide hacer dieta, es por un solo motivo: SE SIENTE GORDO. No le molesta si se ve o no se ve, no le importa si su esposa/mujer/novia/pareja se lo dice (alguna vez las escuchamos en serio?) El hombre promedio empieza o intenta empezar una dieta al momento en que se quiere ir a comprar una campera y todas las de "tu talle" te hacen ver como una morcilla barata mal atada. Horrible. Y si, cuando llegamos a ese punto en que "eso" nos importa, tomamos la iniciativa de empezar una dieta.


Empezamos a googlear sobre el tema, le preguntamos a alguno más corajudo que nosotros que obtuvo "algún resultado", si el hombre está casado y tiene la posibilidad de que su esposa haga una reunión de "dieta club" en su casa para la oreja y saca destrezas de donde no tiene para jugar a la play y anotar paso a paso cada uno de los detalles. 
Luego de decidir el tipo o como vamos a encararla llega el tan ansiado Lunes. Si, y la empezamos eh, no damos vueltas para dar el primer paso. Al principio, uno tímidamente comenta "me estoy cuidando", como para que no lo califiquen de metrosexual o algo peor. De a poco deja de comer alfajores, panchos, sanguchitos de miga, chips y derivados mientras surfre diariamente autoconveniedose que vale la pena. Es como ese pajarito de las Twistos, "estas gordo, estas gordo, estas gordo" que tiene plena vigencia en los primeros cinco días de la tan detestable DIETA. 


Algunos de tus amigos un poco más determinados en este tipo carreras intentan darte algún ánimo, alguna forma de ponerle "un poco de onda" al tema. Te sugieren que comas manzanas, muchas manzanas, la vida es una manzana: desayuno, postre, merienda, cena, snack, etc. O por ahí te dice que al principio cuesta pero después te acostumbras.
Después de los primeros cinco días, de no comer pan, ni sanguches ni alfajores ni panchos, ni pizzas, etc llega el fin de semana. Casi entre lagrimas y retorcijones de estómago que parecen clamar por algo de comida "como la gente", finalmente decidis ceder. Cedes, porque en realidad no estas a dieta, "te estas cuidando", y con ese simple cambio de categoría comienza tu partida del mundo ligth. Si, no te auto engañes, vos sabes que si ya le dijiste si a un sanguche de miga o un alfajor, pronto vas a andar engullendo pizzas en todas las comidas del día (como hacías antes). Ojo, igual existen los que siguen queriendo discimular la situación y hacen cosas como comer quesos ligth o ponerle edulcorante a las bebidas, o todo tipo de nenadas que se les ocurran. 


Lo cierto es finalmente, que nuestra vida vuelve a la normalidad y dejamos de lado nuestro sentido de culpa, nuestro ímpetu por sentirnos mejor con nosotros mismos y volvemos a recordar que estamos felices y conformes con nosotros mismos. Que si alguien nos quiere, nos va a querer gordos, flacos, peludos, afeitados, peinados o con los pelos como de recién levantado. Además, seamos sinceros, hay una verdad mucho más trascendente entre sentirse o no sentirse gordo que rige por sobre las dietas bajas en calorias o enérgicas que usan los metrosexuales, las mujeres nos quieren igual. No importa, si sabes cómo, o incluso si no sabes chamuyar, siempre "hay un roto páa un descocido" como decía mi vieja mientras miraba indignada como otro "especímen" conseguía dar el si quiero. Y eso señoras y señores, es lo que mantiene con vida nuestro desinterés hacia las dietas y el Cormillot Life Style. 


No, no está bueno. A ver si empezamos a cambiar, nomás quería reflejar un poco algunas verdades que veo a diario. Posta. Piénsenlo.

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