domingo, 9 de octubre de 2011

Lo horrible las fiestas de disfraces

Si, ya se muchos van a saltar como camioneros en un piquete de la 9 de Julio, pero de verdad creo y defiendo que las fiestas de disfraces son horribles.  Una taradez inventada por un sátrapa  sádico que no sabía vestirse y pensó que si rompía mucho las pelotas con el tema alguien le iba a dar bola. Y le salió.
El problema siempre surge cuando alguien con pocas neuronas y ganas de inventar algo nuevo te dice “el jueves es mi cumple, es fiesta de disfraces, si no vas disfrazado NO ENTRAS” de ahí comienza el camino a la desgracia: QUÉ ME PONGO.


Nunca tenés un disfraz a mano, nunca sabes donde se alquilan.  Salen caros, y estas toda la noche bailando y moviéndote como si tuvieras una fractura expuesta para no manchar, arruinar, o quemar el traje que alquilaste. Vas y nunca encontrás lo que queres, encontras lo que hay y te queda. No estas preparado mentalmente durante todo el año para decir “tengo que mantenerme en línea, cosa que CUALQUIER disfraz me entre y pueda usar el que YO quiero”. Siempre, pero siempre caes en el lugar más caro para alquilar, siempre te atiende una señora petiza y regordeta con cara de pocos amigos. Terminas en la típica: Pirata/Aladín/Cura.  Eran los que te entraban.  Una vez que pagaste la exagerada suma comienza el rosario de amenazas de la dueña que te atiende donde entre  otras cosas te dice que si el disfraz se mancha con vino sos condenado al infierno de los irresponsables. Un trauma verdadero.
Pero igualmente la cosa puede ser peor, porque el tarambano que te invita puede sentirse muy original y decirte: Es temática “Los 60´s!”. Te cagó la existencia. Google es lo único que puede salvarte, porque no tenés idéa de como se vestían en los 60. Naciste después, o eras muy chico. Googleas, ves, revisas, chequeas fuentes, haces una verdadera investigación periodística para no llegar vestido de otra época u movimiento artístico desentonado (La fiesta es temática: Época del Romanticismo) y si no logaras acordar qué cuernos ponerte de aquella época empezas a pensar que tu vida social es demasiado activa y en realidad no te hace falta ir a tantas fiestas.
Ok supongamos que sí, averiguaste qué ponerte, vas a la tienda de disfraces y tus opciones son: Pirata, Cura, Superman. Fin del catálogo. Sumado al listado de complejidades que ya dije respecto de ir a alquilar un disfraz.


Ahora, también están los habilidosos con la maquinita de coser, o los que tienen una vieja gamba que te hace el disfraz, y tiene tiempo y plata para hacerlos. Supongamos que tenés ya  un disfraz al que recurris en caso de que te inviten a este estilo de reuniones sociales. Vas a dos o tres fiestas, porque si se le ocurre a uno de “el grupo” se le prende la lamparita a dos o tres nabos más que quieren sentirse geniales y hacen lo mismo; a la tercera vez que apareces vestido igual te miran con cara de “Era de disfraces”, y más de uno se pregunta si venis disfrazado o no. Es que ya pasó a formar parte de tu guarda ropa habitual. Fin del chiste. Otra vez a correr para ver qué se ponen.


Califíquenme de mala onda, ortiva, corta mambo, lo que quieran! Pero saben que más de una vez terminaron puteando por ir a una de estar horripilantes y poco originales fiestas. Poco? Fui muy generoso.