domingo, 15 de septiembre de 2013

Un día de descanso en el campo.

Cosas que no entiendo de la mayoría de las personas es eso de ir a descansar un día de campo. Igual hay muchas cosas que no entiendo de la totalidad de la humanidad, pero el descansar un día en el campo me parece una de las más resaltantes.

Porque seamos sinceros, ir al campo implica ser previsor al 100%, uno no puede salir de la casa por ahí dependiendo de la provisión de la naturaleza. Hay que llevar parrilla, platos, cuchillos, tenedores, carbón, agua, pava, ensaladas hechas, algo para acompañar los mates, lugares para sentarse, lugares para lavarse, pan, algo para improvisar un baño como una pala y mucho papel. Prácticamente la forma resumida de la vida cotidiana.

¿Van los más chicos? Hay que ver cosas como mudas de ropa, pañales, cambiadores, carilinas, botiquín de primeros auxilios, toallitas desinfectantes (Porque encima ahora las madres vienen mejor preparadas ¿vio?) el cochecito por si se duerme, protector solar, y todo lo que insuma que un niño pueda convivir con la naturaleza sin que eso perjudique su salud.

Bueno, pero a la vuelta uno empieza a sentir que está mucho más descansado ¿Verdad? Claro, cuando llega y tiene una pila de platos engrasados para lavar, mudas y mudas de ropa manchadas con barro y otras regalos que puede dejar la naturaleza (porque hay que divertirse), y si no lo consiguió divertirse, seguramente tiene mucho olor a humo en todos lados que certifique su presencia en el campo.


Sinceramente no, no estaría entendiendo cómo encaja el verbo “descansar” en toda esta fórmula. 

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